Cómo manejar la diabetes en verano

Diabetes y verano

El verano es tiempo de vacaciones, playa, relax, actividades al aire libre… pero también de altas temperaturas, calor, y otras situaciones que van ligadas a esta época del año. Las personas con diabetes pueden experimentar esta subida de las temperaturas de forma más pronunciada por diversos factores:

  • Algunas complicaciones derivadas de la diabetes que afectan a los vasos sanguíneos o a algunos nervios.
  • Deshidratación que puede aumentar los niveles de glucosa en sangre.
  • Variación en la absorción de la insulina debido al calor, que causa la expansión de los vasos sanguíneos.

Esto hace que sea una estación en la que hemos de estar vigilantes para mantener nuestra diabetes bajo control. Hoy nos gustaría hablar sobre cómo manejar la diabetes en verano, y así poder disfrutar de una de las mejores épocas del año minimizando el riesgo de posibles complicaciones.

Cómo afecta el calor a la gestión de la diabetes

El control de la diabetes va más allá de mantener nuestros niveles de glucosa estables y dentro de los parámetros habituales. Siempre repetimos que además del tratamiento, la alimentación y la actividad física son pilares fundamentales que nos ayudarán a mantenerla bajo control, y todos estos aspectos pueden verse afectados por el calor.

Nuestra alimentación variará para adaptarse a las altas temperaturas, y optaremos por alimentos más frescos e hidratantes. Empezaremos a hacer deportes acuáticos y otros más propios del verano , y tendremos que extremar precauciones si hacemos actividades al aire libre para evitar problemas de piel o de deshidratación. Y también tendremos que vigilar que la insulina esté correctamente conservada evitando su exposición a temperaturas elevadas o a fuentes de luz fuertes, como la solar.

Además, el riesgo de sufrir un golpe de calor aumenta, y conviene recordar que sus síntomas son similares a los de una hipoglucemia, por lo que será importante realizar mediciones con frecuencia para evitar confundir estas dos situaciones. Por resumir, algunos de estos síntomas serían:

  • Sudoración excesiva
  • Temblores
  • Mareos
  • Visión borrosa

Si somos usuarios de sistemas de monitorización continua de glucosa, o de bombas de insulina, también tendremos que cuidar nuestra piel. Si hay un órgano que está especialmente expuesto en verano este es la piel, y cuidarla será imprescindible en esta época. El sudor puede dificultar que el sensor quede bien fijado a nuestra piel, y también puede aumentar el riesgo de que la zona se irrite.

Y sobre todo, estando de vacaciones es más común aumentar el consumo de bebidas alcohólicas, y conviene recordad que no son la mejor opción para hidratarse, y que afectan de diversas formas a nuestra diabetes.

Como vemos, el aumento de las temperaturas va a requerir pequeños cambios para asegurarnos de tener nuestra diabetes bajo control, y tener especial cuidado con algunos detalles relacionados con el tratamiento.

Consejos para controlar la diabetes en verano

Si queremos disfrutar del verano sin sobresaltos y mantener a raya a nuestra diabetes, existen algunas cosas que podemos hacer:

  • Hemos de revisar todo lo relacionado con nuestro tratamiento (insulina, tiras reactivas, agujas, etc.) y asegurarnos de que estamos cumpliendo con lo recomendado en cada producto para su correcta conservación.
  • Si viajamos distancias largas, hemos de tener en cuenta si ganamos o perdemos horas para ajustar nuestras pautas de insulina. Y no olvidemos que la insulina ha de mantenerse entre 2 y 8 grados, así que es probable que necesitemos una neverita o bolsa isotérmica para transportarla.
  • La hidratación es importantísima. El agua siempre será la mejor opción, pero podemos tomar otro tipo de bebidas que nos ayudarán a refrescarnos y a mantenernos hidratados.
  • Hemos de evitar las horas de más calor y de mayor impacto del sol. Esto nos ayudará a cuidar la piel, evitar golpes de calor, y otras complicaciones que pueden afectar a nuestra diabetes.
  • Si estamos de vacaciones es probable que nuestros hábitos cambien. Hemos de intentar que esto suponga el mínimo impacto teniendo en cuenta las horas de comida y lo que comemos, el tiempo que dormimos, o las actividades que realizamos. Adaptarnos bien a estos cambios (y a su posterior vuelta a la normalidad) nos hará más fácil tenerlo todo bajo control.
  • Relacionado con el punto anterior, es conveniente aumentar las mediciones para ir sobre seguro.
  • Si vas a hacer ejercicio, mejor a primera o a última hora si es en el exterior. Asegúrate de llevar ropa ligera, que proteja, pero que no dé demasiada calor. Lo mismo con el calzado, utiliza uno que transpire bien ante el aumento de sudoración para evitar heridas. ¡Y ponte protector solar!

Como siempre, ante cualquier duda o consulta que podamos tener referente a nuestro tratamiento, lo más recomendable es acudir a un profesional médico para que nos aconseje lo más adecuado para nuestra situación. ¡Esperamos que disfrutéis muchísimo de vuestro verano!

Referencias:

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La información proporcionada en este artículo no reemplaza la relación entre el profesional sanitario y su paciente. En caso de duda, consulte siempre a su profesional sanitario de referencia.