Viajando sin turbulencias: cómo manejar el jet lag con diabetes

mujer-observa-nubes-ventanilla-avion

Si viajar largas distancias ya es una aventura por sí misma, cuando vives con diabetes, gestionar los cambios horarios añade un plus de emoción. El famoso jet lag, ese invitado no deseado que nos desajusta el reloj interno, puede desestabilizar también nuestra glucosa si no tomamos ciertas precauciones. ¡Pero calma, que esto tiene solución!

¿Jet lag y diabetes? Tranquilo, que sí puedes gestionarlo

Hace un par de años, viajé de Madrid a Tokio para asistir a la boda de una amiga. Entre nervios y emoción, me olvidé por completo del jet lag hasta que aterricé en Japón. Lo que siguió fue una comedia involuntaria: me levantaba para desayunar cuando todos estaban en plena cena, y mi glucosa decidió bailar samba por su cuenta. Aquella experiencia me enseñó que la clave para viajar sin sustos es la planificación.

Aquí tienes algunos trucos prácticos, que los llevo como un mantra, cuando hago viajes largos,  que son en resumen, para mantener tu control glucémico y disfrutar del viaje:

1. Ajusta progresivamente tu horario de insulina

Si usas insulina, empieza a adaptar tu horario unos días antes del vuelo. Haz pequeños cambios graduales para acercarte al horario de tu destino. Por ejemplo, adelanta o atrasa una hora la aplicación cada día, dependiendo del sentido del viaje. Siempre consúltalo con tu médico para mayor seguridad.

2. Lleva contigo snacks saludables

Viajar significa incertidumbre en cuanto a comidas, especialmente en vuelos largos o escalas imprevistas. Lleva siempre contigo snacks saludables, como frutos secos, barritas sin azúcar añadido o fruta deshidratada. Estos snacks serán tu salvavidas si los horarios de comida no encajan con tu rutina habitual.

3. Hidratación, tu mejor amiga

Parece sencillo, pero mantener el cuerpo hidratado hace maravillas tanto para combatir el jet lag como para mantener estable tu glucosa. Evita bebidas azucaradas o muy estimulantes. Agua, infusiones suaves y jugos naturales (moderadamente) serán tus mejores aliados.

4. Monitorea con mayor frecuencia

Durante el viaje y al menos durante las primeras 48 horas en tu destino, realiza más mediciones de glucosa de lo habitual. Esto te permitirá detectar patrones o fluctuaciones inusuales y actuar en consecuencia antes de que se conviertan en un problema.

5. Aprovecha la luz natural

Una vez en tu destino, la exposición a la luz natural es crucial para regular tu ritmo circadiano. Sal a pasear, desayuna en la terraza o disfruta de un breve descanso al sol. Además de ayudar a tu cuerpo a adaptarse más rápidamente, te sentirás con más energía y bienestar general.

6. Pequeños descansos estratégicos

Intenta dormir en el avión según el horario de tu destino. Usa tapones para los oídos, antifaz o una almohadilla para el cuello. Cada pequeña siesta que logres será una victoria en tu batalla contra el jet lag.

Una anécdota inesperada para cerrar…

En aquella boda japonesa, intenté combatir el jet lag tomando muchísimo té verde. Resultado: no dormí en 24 horas y terminé siendo la persona más despierta (y nerviosa) en todas las fotos de grupo. Así que, aunque sea natural, modera el té verde cuando busques dormir tras un largo vuelo.

Al final, recuerda que viajar es un placer, y con unos pequeños ajustes podrás olvidarte del estrés por la glucosa y centrarte en disfrutar al máximo.

Compartir artículo

La información proporcionada en este artículo no reemplaza la relación entre el profesional sanitario y su paciente. En caso de duda, consulte siempre a su profesional sanitario de referencia.