Microbiota intestinal y diabetes

Microbiota intestinal y diabetes.

La diabetes es una enfermedad de origen multifactorial donde varios personajes juegan papeles más o menos importantes para determinar finalmente el desarrollo o no de la patología en una persona. Sabemos que tanto en la diabetes tipo 1 como en la tipo 2, varios factores genéticos y ambientales pueden dar como resultado la pérdida progresiva de la masa y/o función de las células β del páncreas (las encargadas de la producción de insulina) que se manifiesta clínicamente como hiperglucemia. Cuando esto ocurre, las personas, con todas las formas de diabetes, corren el riesgo de desarrollar las mismas complicaciones crónicas (1). Entre estos factores determinantes en el desarrollo de la diabetes, encontramos que en los últimos años se ha incluido un nuevo personaje: la microbiota intestinal.

¿Qué es la microbiota intestinal?

El tracto gastrointestinal humano alberga una población compleja y dinámica de microorganismos, la cual recibe comúnmente el nombre de flora intestinal. Esta ejerce una marcada influencia en la persona. La función de esta microbiota intestinal va desde la defensa contra patógenos hasta la digestión; pero también los estudios más recientes nos sugieren que ejerce un papel crucial en el desarrollo y almacenamiento de la masa grasa en el cuerpo (2) (3).

Microbiota intestinal y disbiosis

Como la obesidad está tan relacionada con el desarrollo de la diabetes tipo 2,  se investigó más en la labor de estos microorganismos en su aparición y se descubrió que su papel en la diabetes tipo 2 podía ser incluso independiente de la presencia de obesidad (4). Esto ocurre por un efecto nombrado disbiosis, que hace referencia a un desequilibrio en el número o tipo de colonias microbianas que han colonizado el tracto grastrointestinal de la persona, afectando a las funciones que estos organismos tienen para el ser humano.

La disbiosis puede producirse por diferentes causas entre las que encontramos el incorrecto uso de antibióticos, elevado consumo de productos químicos (pesticidas y otros contaminantes) y alcohol, incluso el estrés y la ansiedad mantenida en el tiempo. Pero, sin duda, el factor que más ha determinado el desarrollo de la disbiosis ha sido siempre la alimentación (5). De hecho, las dietas proporcionan una variedad de nutrientes que promueven e inhiben el crecimiento de diferentes grupos bacterianos específicos que pueden influir directamente en el metabolismo y aumentar la susceptibilidad a diferentes enfermedades (4).

Entre las enfermedades asociadas a la disbiosis encontramos la enfermedad inflamatoria intestinal (que incluye la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa), la diabetes tipo 1, el autismo y ciertos cánceres gastrointestinales (6).

También se ha descrito la estrecha relación entre la microbiota intestinal y la diabetes tipo 2 a través de diferentes mecanismos ya que estos microorganismos han demostrado modular la inflamación general del cuerpo (precursora de enfermedades metabólicas como la diabetes), interactúan con los diferentes nutrientes que consumimos, afectan a la forma en la que el intestino absorbe los nutrientes, alteran el metabolismo de la glucosa y las grasas además de modificar la sensibilidad a la insulina (7).

Hábitos dietéticos para regular la microbiota intestinal

Cuidar nuestros microorganismos es importante no solo para evitar la progresión y el desarrollo de una diabetes sino también como parte fundamental en el tratamiento.

La herramienta más potente y sencilla que tenemos para llevarlo a cabo es a través de la adopción de hábitos dietéticos saludables ya que sabemos que la típica dieta occidental alta en proteínas y grasas animales y baja en fibra es una de las peores para nuestra salud intestinal (8). Por el contrario, dietas enriquecidas en alimentos de origen vegetal han demostrado ser muy beneficiosas (9). Así, una dieta típica mediterránea basada en el consumo de grasas saludables, rica verduras y semillas (que aportan polifenoles y otros antioxidantes) además de rica en fibra y con el consumo de alimentos con bajo índice glucémico, ha demostrado ser muy saludable para nuestros microoganismos intestinales (10) (11).

Los alimentos probióticos nos abastecen de microorganismos vivos e incluyen algunos como el yogur, el kefir, el chucrut, el tempeh, el miso y otras leches fermentadas.

Por otro lado, los prebióticos son alimentos que contienen nutrientes que alimentan directamente a nuestras propias bacterias e incluyen algunos como la cebolla, los espárragos, el centeno, la avena, las alcachofas, los plátanos y la chicoria (12). Se ha demostrado que una dieta rica en prebióticos y probióticos es beneficiosa para el control de la glucemia en pacientes que ya tienen una diabetes tipo 2 insaturada (13). También aumentar el consumo de fibra hasta unos 25-30gr puede resultar beneficioso así como llevar una dieta rica en plantas con el menor aporte de proteínas de origen animal (14).


Microbiota intestinal y diabetes
Accede a más artículos de especialistas en diabetes

Referencias:

Diana Díaz

Diana Díaz

La Dra. Diana Díaz Rizzolo es Nutricionista con Máster en Medicina Traslacional y en Biomedicina. Es Doctora con mención internacional por la Facultad de Medicina de la Universitat de Barcelona con estancia en el Imperial College de Londres. La Dra. Diaz Rizzolo es profesora en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) e investigadora posdoctoral en la Unidad de Endocrinología del Departamento de Medicina de la Universidad de Columbia (Nueva York).

Más información

Compartir artículo

La información proporcionada en este artículo no reemplaza la relación entre el profesional sanitario y su paciente. En caso de duda, consulte siempre a su profesional sanitario de referencia.