Qué es y cómo puede afectarte la alergia a la insulina

Las personas con diabetes tipo 1 necesitan obtener insulina de forma externa, ¿pero qué ocurre si nos causa alguna reacción adversa?

Historia de la insulina

Las personas con diabetes tipo 1 son insulinodependientes. Esto se debe a que el páncreas no es capaz de producir insulina, la hormona encargada de permitir el acceso de la glucosa a las células de nuestro organismo proporcionándonos energía.

Cuando nuestro organismo no es capaz de producir insulina de forma natural, necesitamos obtenerla de otras formas para que los niveles de glucosa se mantengan dentro de los parámetros normales y así evitar complicaciones causadas por un mal control de la diabetes.

Esto lo podemos conseguir mediante inyecciones de insulina o mediante su infusión gracias a sistemas como las bombas o los más recientes Sistemas de Monitorización Continua de Glucosa, ¿pero qué ocurre si la insulina nos causa alguna reacción adversa? ¿Cómo podemos manejar nuestra diabetes tipo 1?

Qué es la insulina inyectable

Sabemos que la insulina es una hormona producida por las células beta del páncreas, ¿pero de dónde viene la insulina que nos inyectamos?. En Soluciones para la Diabetes hemos hablado sobre la insulina y su origen en ocasiones anteriores, y este año estamos conmemorando el centenario de su descubrimiento.

La insulina que nos inyectamos a día de hoy es sintética e imita la composición de la insulina humana. Anteriormente se obtenía de algunos animales, pero con el paso del tiempo se ha mejorado en el tratamiento hasta obtener un tipo más similar a la que produce el páncreas de forma natural.

Como decíamos, la insulina la podemos inyectar de diferentes formas, y aunque es un tratamiento efectivo no funciona tan bien como la insulina que producimos de forma natural. Por eso existen diferentes tipos de insulina en función de la necesidad que podamos tener en ese momento: basales, rápidas, lentas…

¿Qué es la alergia a la insulina?

Las alergias son alteraciones del sistema inmunológico causadas por algunos elementos o sustancias que generalmente no deberían causarlas. Estas alteraciones pueden ser de carácter respiratorio, nervioso o eruptivo. La insulina inyectable también puede causarnos alguna reacción adversa.

Gracias a las mejoras en la forma de producir la insulina inyectable, la incidencia de reacciones alérgicas a la insulina ha bajado considerablemente, pero sigue existiendo debido a la forma de producirla o a su composición.

El tipo de reacción adversa a la insulina suele darse de forma eruptiva alrededor de la zona donde hemos realizado el pinchazo, aunque también se dan casos de reacciones sistémicas en todo el cuerpo, aunque son menos frecuentes.

Algunos síntomas relacionados con la alergia a la insulina son:

  • Irritación, hinchazón o picazón en la zona donde nos hemos inyectado la insulina.
  • Reacción cutánea en todo el cuerpo
  • Presión arterial baja
  • Problemas respiratorios o dificultar para respirar
  • Anafilaxia en casos graves (hinchazón en la garganta y la boca, obstruyendo las vías respiratorias)

¿Cómo tratar la alergia a la insulina?

Ante todo, y si experimentamos una reacción adversa al tratamiento habitual con insulina, hemos de acudir a nuestro médico para que revise nuestro caso de forma particular y ver qué ha causado la reacción.

Existen varios elementos que pueden influir y que participan en el tratamiento, por lo que deberíamos descartarlos:

  • Marca o insulina concreta
  • El conservante de la insulina
  • La cánula de la bomba de insulina
  • El adhesivo o cinta para sujetarla

En función de lo que cause la reacción adversa podremos tomar algunas medidas para evitarlas, pero siempre bajo supervisión de un profesional médico.

  • Podemos probar a cambiar la zona de inyección (cosa que hemos de hacer igualmente de forma habitual)
  • Cambiar el tipo o marca de insulina
  • Cambiar la forma en la que nos inyectamos (pasar de inyección a bombas y viceversa si fuera la bomba o algún elemento de la bomba la que causa la reacción)

Es vital mantener la adherencia al tratamiento para minimizar los riesgos de una diabetes mal controlada, por lo que salvo reacción grave no debemos interrumpirlo. Nuestro médico nos dirá cuál es la mejor opción en nuestro caso.

Como vemos, la alergia a la insulina puede suponer un contratiempo en el tratamiento, pero salvo que tengamos una reacción grave que afecte a nuestro organismo de forma generalizada, existen alternativas para poder mantener nuestra diabetes bajo control.

Referencias:

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La información proporcionada en este artículo no reemplaza la relación entre el profesional sanitario y su paciente. En caso de duda, consulte siempre a su profesional sanitario de referencia.