
Cuando a una persona le comunican por primera vez que tiene diabetes, el impacto es inevitable. Suele ser un momento de confusión, lleno de preguntas: ¿qué significa exactamente?, ¿por qué a mí?, ¿qué tengo que cambiar a partir de ahora?
Lo mismo ocurre con los padres a los que les dicen que su hijo o hija tiene diabetes: el mundo se detiene unos segundos antes de empezar a buscar respuestas.
En esos primeros días, lo importante es entender que diabetes no hay una sola, y que no todas las personas viven la enfermedad de la misma manera. La palabra “diabetes” engloba distintos tipos con causas, tratamientos y pronósticos diferentes. Conocer esas diferencias es el primer paso para convivir con ella de forma consciente y sin miedo.
La diabetes: una misma palabra, distintas realidades
La diabetes es una enfermedad crónica en la que el cuerpo no puede regular correctamente los niveles de glucosa (azúcar) en sangre. Esto sucede por dos motivos principales:
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Falta de insulina, una hormona que produce el páncreas y que actúa como llave para que la glucosa entre en las células.
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Resistencia a la insulina, cuando el cuerpo produce insulina, pero las células no la aprovechan bien.
Ambas situaciones provocan niveles elevados de glucosa que, mantenidos en el tiempo, pueden afectar a órganos como los riñones, los ojos o el corazón. Sin embargo, la causa de ese desequilibrio marca la diferencia entre los tipos de diabetes.
Diabetes tipo 1: una enfermedad autoinmune
La diabetes tipo 1 (DT1) aparece cuando el sistema inmunitario destruye por error las células beta del páncreas encargadas de producir insulina. Por eso, las personas con DT1 necesitan insulina desde el momento del diagnóstico. Tradicionalmente, se asociaba a la infancia o adolescencia, pero cada vez se diagnostican más casos en adultos jóvenes e incluso en personas mayores.
En España hay 166.564 personas diagnosticadas de diabetes tipo 1, (según datos del Ministerio de Sanidad,) lo que representa un 0,36% de la población española.
La Fundación DiabetesCERO, en su informe Más allá de la Insulina (2024), estima que la diabetes tipo 1 crece a un ritmo del 2,5 % anual, frente al 0,6 % de crecimiento de la población general. Cada año se detectan aproximadamente 6.000 nuevos casos en nuestro país, de los cuales más de mil son niños y adolescentes.
La esperanza de vida media de una persona con diabetes tipo 1 en España es de 76 años, según el T1D Index (2024), aunque se calcula que dedica unos 16 años de su vida saludable al manejo de la enfermedad y sus complicaciones.
Esta cifra de 76 años es una media estadística, no un límite. Significa que, en promedio, las personas con diabetes tipo 1 viven unos años menos que la población general, pero hay muchísimas personas que superan los 80 o 90 años con una buena calidad de vida.
La clave está en el control glucémico estable, la prevención de complicaciones y el acceso a tratamientos modernos (sensores, bombas de insulina, educación diabetológica).
Hoy, gracias a los avances médicos y tecnológicos, la esperanza de vida de las personas con tipo 1 se acerca cada vez más a la de la población sin diabetes. Por eso, la educación diabetológica y el control constante son esenciales.
Diabetes tipo 2: cuando el cuerpo deja de responder a la insulina
La diabetes tipo 2 (DT2) es la forma más común de diabetes: representa cerca del 90 % de los casos. En este tipo, el cuerpo sigue produciendo insulina, pero las células dejan de responder de forma eficaz a su acción. Es lo que se conoce como resistencia a la insulina.
Suele aparecer a partir de los 40 o 50 años, aunque cada vez se diagnostica antes debido al sedentarismo, la obesidad o los antecedentes familiares. Para muchas personas, el diagnóstico llega por sorpresa, sin síntomas claros. En nuestro artículo “Me han diagnosticado diabetes a los 56: ¿y ahora qué?”, contábamos precisamente cómo se vive ese primer impacto y qué pasos prácticos ayudan a retomar el control con calma y conocimiento.
El tratamiento combina una alimentación equilibrada, actividad física regular, control médico y, en algunos casos, medicación oral o insulina. Aunque la diabetes tipo 2 no tiene cura, sí puede controlarse con éxito y, en muchos casos, revertirse parcialmente con cambios sostenidos en el estilo de vida.
Según datos de la 11ª edición del Atlas Mundial de la Diabetes, 589 millones de adultos (20-79 años) viven con diabetes en el mundo. Para España indica que en 2024 hay 4,7 millones de adultos (20-79 años) con diabetes (todos los tipos, no solo DM1).
Otros tipos menos conocidos de diabetes
Además de los dos grandes grupos, existen otras formas menos comunes pero igualmente importantes.
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Diabetes gestacional: aparece durante el embarazo y suele remitir tras el parto, aunque aumenta el riesgo de desarrollar tipo 2 en el futuro.
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Diabetes LADA (Latent Autoimmune Diabetes in Adults): se diagnostica en adultos, pero tiene origen autoinmune como la tipo 1.
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Diabetes MODY: de origen genético, suele diagnosticarse en jóvenes y puede requerir tratamientos diferentes.
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Secundarias o inducidas: relacionadas con otras enfermedades o el uso prolongado de ciertos medicamentos.Cada una necesita un abordaje específico, de ahí la importancia de un diagnóstico preciso y un seguimiento médico individualizado.
Qué siente realmente una persona cuando empieza a tener diabetes, de forma que pueda reconocerse o entender mejor cuándo consultar con su médico
Los síntomas básicos de todas las formas de diabetes (tipo 1, tipo 2, gestacional, LADA, MODY, etc.) son similares en cuanto al efecto final —el exceso de glucosa en sangre—, pero difieren en su aparición, intensidad y velocidad.
Cuando la glucosa se acumula en sangre y no llega bien a las células, el cuerpo empieza a enviar señales muy concretas. Al principio pueden parecer molestias sin importancia, pero si persisten durante varios días o semanas, conviene acudir al médico.
Estos son los síntomas más frecuentes que llevan al diagnóstico:
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Sed intensa y boca seca.
El cuerpo intenta compensar el exceso de azúcar eliminando más líquido a través de la orina, lo que provoca una sed constante. -
Necesidad de orinar con mucha frecuencia.
Incluso de noche, interrumpiendo el sueño. Es uno de los primeros signos de alarma. -
Hambre exagerada, pero con pérdida de peso.
A pesar de comer más, el organismo no puede aprovechar bien la glucosa, y empieza a usar las reservas de grasa y músculo. -
Cansancio y debilidad general.
La falta de energía en las células hace que todo cueste más: concentrarse, caminar o incluso subir escaleras. -
Visión borrosa.
Los cambios de glucosa alteran el cristalino del ojo, provocando dificultad para enfocar. -
Heridas que tardan en cicatrizar o infecciones repetidas.
Sobre todo en la piel, las encías o las vías urinarias. La hiperglucemia dificulta la defensa natural frente a bacterias y hongos. -
Hormigueo o adormecimiento en manos o pies.
Aparece sobre todo en fases más avanzadas, por afectación de los nervios periféricos.
- En la diabetes tipo 1, estos síntomas aparecen de forma rápida e intensa, a menudo en cuestión de días, y pueden acompañarse de náuseas, vómitos o respiración acelerada (signos de cetoacidosis, una urgencia médica).
- En la tipo 2, los síntomas se desarrollan de manera más lenta y silenciosa, y muchas veces el diagnóstico llega tras un análisis rutinario.
- En la gestacional, suele no dar síntomas claros, por eso las pruebas de glucosa durante el embarazo son esenciales.
¿Hay una diabetes “peor” que otra?
No. Ninguna es “mejor” o “peor”. Lo que sí cambia es la forma de manejarla y los recursos necesarios. La tipo 1 exige insulina de por vida y controles más frecuentes; la tipo 2 requiere compromiso con los hábitos y constancia; la gestacional demanda un seguimiento muy cuidadoso durante el embarazo.
Pero todas tienen un punto en común: con información, acompañamiento y educación, se puede vivir plenamente.
Hoy existen sensores continuos, bombas de insulina, apps de control y equipos multidisciplinares que facilitan una vida activa y segura.
Avances que cambian el futuro
En España, la Sociedad Española de Diabetes (SED), junto con la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), ha puesto en marcha el Registro Nacional de Diabetes Tipo 1, una herramienta clave que permitirá conocer en tiempo real la evolución de la enfermedad y mejorar la atención en todo el territorio.
Además, la Fundación DiabetesCERO impulsa líneas de investigación pioneras en regeneración de células beta pancreáticas, nanopartículas inmunomoduladoras y microbioterapias, que abren caminos hacia terapias curativas en los próximos años.
Estos avances no solo representan esperanza científica, sino también un mensaje de apoyo para quienes conviven con la enfermedad: la investigación no se detiene.
En pocas palabras
La diabetes no es una sola enfermedad, sino un conjunto de realidades diferentes que comparten un mismo hilo conductor: la necesidad de cuidar el equilibrio entre la insulina y la glucosa.
Entender qué tipo de diabetes se tiene, cómo se trata y qué apoyos existen, es el primer paso para vivir mejor con ella.
Y aunque cada diagnóstico es un mundo, el conocimiento, la educación y la ciencia están de nuestro lado.
Referencias:
- Federación Española de Diabetes (FEDE). Las cifras de la diabetes se mantienen estables en España pero aumentan en el mundo, donde ya hay 589 millones de casos .
- El Atlas de la Diabetes. 589 millones de adultos (20-79 años) viven con diabetes en el mundo.
- Fundación DiabetesCERO. Más allá de la Insulina. Mapa de la Diabetes Tipo 1 en España (2024)..
- Sociedad Española de Diabetes (SED. En marcha el Registro Nacional de Diabetes Tipo 1 (2024)..
- The Lancet. Diabetes & Endocrinology. / Volumen 10 , Número 10 p741-760 Octubre 2022. Incidencia, prevalencia y mortalidad mundial de la diabetes tipo 1 en 2021 con proyección hasta 2040: un estudio de modelización.
- Fundación Diabetes Cero. Un estudio de la Fundación DiabetesCERO revela que la diabetes tipo 1 afecta de manera desigual por comunidades autónomas.

















