Ejercicio físico a altas temperaturas

En verano no debemos dejar de hacer ejercicio, pero es importante conocer el riesgo de practicarlo cuando las temperaturas son muy elevadas.

Los riesgos de practicar deporte con altas temperaturas

Como bien sabéis, la actividad física es uno de los pilares fundamentales para mantener nuestra diabetes bajo control. En verano, y debido a las altas temperaturas, hemos de extremar las precauciones cuando queremos hacer deporte porque corremos el riesgo de padecer un golpe de calor o un desvanecimiento.

Independientemente de si tenemos diabetes o no, aunque si tenemos tendremos que controlar más factores, hacer deporte a altas temperaturas puede suponer un riesgo que tenemos que minimizar. En este artículo nos gustaría exponer estos riesgos y algunas medidas para evitarlos, para que podáis seguir practicando vuestro deporte favorito sin problemas.

Cómo funciona nuestro cuerpo a altas temperaturas

Conocer el funcionamiento de nuestro organismo cuando hacemos deporte nos puede ayudar a entender el riesgo de practicarlo a altas temperaturas. A la hora de hacer alguna actividad física, nuestros músculos empezarán a trabajar con más intensidad. Para conseguir esto, utilizar el combustible que almacenamos en nuestro cuerpo como los carbohidratos o las grasas.

Durante este proceso, la sangre que bombeamos a los músculos también se calienta aumentando la temperatura basal. Cuánto más intenso sea el ejercicio que realicemos, más aumentará nuestra temperatura.Hidratarse es vital para evitar riesgos por el calor

Existen otros factores que influyen en el aumento de nuestra temperatura, como es la función de termoorregulación de nuestro organismo. En invierno, nos es más sencillo regular la temperatura corporal debido a que la temperatura exterior es baja. Pero en verano, cuando en algunos lugares podemos sobrepasar los 30º fácilmente, disipar el calor es más difícil. Si además estamos en un lugar con humedad alta todavía será más difícil.

El sudor también nos ayuda a regular nuestra temperatura corporal, y aunque muchas personas crean que cuanto menos preparados estamos más sudamos, la realidad es que cuando estamos acostumbrados a hacer ejercicio empezamos a sudar antes para regular mejor nuestra temperatura.

¿Qué ocurre cuando elevamos demasiado nuestra temperatura corporal?

Como decíamos, disipar el calor corporal cuando la temperatura exterior es elevada y el ambiente es muy húmedo es mucho más difícil. Nuestro organismo funciona correctamente a temperaturas que ronden los 27º aproximadamente, a partir de ahí podemos empezar a experimentar síntomas leves de estrés térmico como una pequeña pérdida de concentración.

Si elevamos nuestra temperatura corporal por encima de los 30º, algo que es muy fácil cuando hacemos ejercicio a cierta intensidad o a temperaturas elevadas, el riesgo aumenta.

A medida que aumenta nuestra temperatura, los sistemas de enfriamento que describíamos antes empiezan a perder efectividad e incluso a fallar. Si llegamos a alcanzar los 40º a nivel interno es cuando puede aparecer el temido golpe de calor.

Otras situaciones que podemos experimentar son:

  • Calambres: Debido a la falta de oxígeno en los músculos y la deshidratación, estos se contraen provocando dolor. Normalmente los sentimos cuando nos relajamos tras un ejercicio o actividad.
  • Fatiga: La rápida pérdida de líquido y la falta de hidratación puede hacer que aparezcan síntomas como dolores de cabeza, vómitos o debilidad. La recomendación es parar inmediatamente, hidratarnos y descansar con el fin de disminuir nuestra temperatura.

¿Qué podemos hacer para minimizar el riesgo?

Como la idea es poder seguir haciendo nuestro deporte o actividad favorita aunque haga mucho calor, podemos tomar medidas para intentar minimizar el riesgo que implican las altas temperaturas. Estas son las acciones más recomendadas:

  • Mantenerse hidratado, preferiblemente con agua o bebidas que no sean alcohólicas, azucaradas o estimulantes como el café o el té.
  • Llevar ropa ligera y de colores claros. Tejidos como el lino u otros que permitan transpirar con facilidad es lo ideal.
  • Aprovechar la sombra y estar en lugares frescos. Si estamos al sol mucho rato, es inevitable que nuestra temperatura suba. Además de los problemas que puede causar a nuestra piel, por supuesto.
  • Evitar hacer ejercicio las horas de más calor, como el mediodía. Es habitual ver a gente corriendo a primera o última hora del día, precisamente para poder seguir haciendo deporte sin que su rendimiento se vea afectado por las altas temperaturas.

Somos conscientes de que en verano, y también en vacaciones, hacer deporte puede dar un poco más de pereza y que el calor no ayuda. Aun así, si queremos seguir manteniéndonos en forma hemos de tener claros los riesgos para evitar complicaciones por las altas temperaturas.

Referencias:

Compartir artículo

La información proporcionada en este artículo no reemplaza la relación entre el profesional sanitario y su paciente. En caso de duda, consulte siempre a su profesional sanitario de referencia.