Los perros de asistencia en la lucha contra la diabetes

Los perros son unos animales muy inteligentes que con el entrenamiento adecuado, pueden ser de gran ayuda en el día a día de las personas con diabetes.

Los perros llevan mucho tiempo con nosotros. Desde su domesticación, hace miles de años, han sido fieles compañeros ayudándonos en muchas labores. Se han mantenido vigilantes, nos han protegido y nos han dado su afecto incondicional. De hecho, para algunas personas con discapacidad la vida sería mucho más difícil sin su ayuda. En el caso que nos ocupa vamos a hablar de los perros de asistencia para personas con diabetes y como pueden ser de ayuda para controlar la enfermedad. Especialmente para los más pequeños de la casa.

Este tipo de asistencia es algo relativamente nuevo. No lleva muchos años en práctica pero se ha probado como una alternativa muy eficaz a la hora de mejorar la vida de los pacientes y las familias.

Una nueva misión para los perros de asistencia

Cuando pensamos en estos animales y en su labor de ayuda lo primer que se nos ocurre es pensar en los perros lazarillo. Probablemente, sea el tipo más habitual o el que más fácilmente reconocemos a simple vista por la calle.

En ese caso, y en otros donde su función va asociada a una discapacidad, vemos de forma muy clara cuál es su cometido, pero ¿cómo puede ayudar un perro a un paciente con diabetes? La respuesta es sencilla: avisando cuando los niveles de azúcar son anómalos o alertando a los demás de un probable episodio de hipoglucemia.

La hipoglucemia es la caída del nivel de azúcar en sangre a niveles por debajo de lo habitual. Un shock insulínico puede provocar convulsiones, desmayos e incluso caer en coma.  Para situaciones así, el perro supone un complemento al glucómetro y un extra de seguridad a los familiares del pequeño.

Un duro entrenamiento

El entrenamiento de los perros de asistencia para la diabetes puede prolongarse durante un año. Lo primero que se les enseña es a reconocer una bajada de azúcar a pesar de ser el proceso más difícil, pero se hace así, ya que es lo que más riesgo conlleva para el paciente.

Jack Russell perro de asistencia
El Jack Russell, una de las razas de perro más inteligente

Pero hay que destacar que no es lo único que son capaces de hacer. Detectan tanto las subidas como las bajadas del nivel de azúcar, y no solo en la persona con la que están, sino en cualquiera que lo padezca.  A través de refuerzos positivos -premiándolos cuando lo hacen bien, sin castigos al fallar- es como mejor aprenden.

Desde pequeños se les dan muestras a olfatear para que reconozcan las hipo y las hiperglucemias, y cuando son capaces de reconocerlas reciben su premio. Las muestras están recogidas en gasas con sudor, saliva o el mismo aliento de una persona que, habiendo medido previamente sus niveles de azúcar, pueda ofrecer diferentes variantes: niveles normales, altos y bajos. De esta forma son capaces de reconocer si hay un pico de insulina.

No es una tarea sencilla, y de hecho todavía no hay una explicación científica sobre qué es exactamente lo que reconocen cuando hay un caso. Un estudio realizado en la Universidad Queen, en Belfast, mostró como el 65% de las 212 personas con diabetes insulinodependientes manifestaron que al tener un episodio hipoglucémico sus mascotas reaccionaron. ¿Y cómo lo hicieron? Ladrando, llorando o moviéndose agitadamente.

De hecho, esa es su forma de ayudar: cuando los perros detectan que el nivel de azúcar está por debajo del límite, ladran, llamando la atención de las personas que estén cerca por si es necesario socorrer a su amo.

Un plus de tranquilidad para las familias

Como decíamos antes, un perro de asistencia es una ayuda extra para las familias con un pequeño con diabetes. En ningún caso supone la sustitución de los aparatos de medición como el glucómetro, pero sí que es un refuerzo ante por ejemplo, las temidas hipogluceminas nocturnas.

Habitualmente se toman muchas más mediciones durante el día que por la noche, lo que supone bastante inquietud para los padres, ya que el riesgo aumenta considerablemente. Tener a un vigilante canino que nos avise si hay algún problema supone poder relajarse un poco más y mejorar la calidad de vida de todos.

No hay que olvidar tampoco el factor sentimental, y es que también es un apoyo anímico para los niños que conviven con la diabetes. Cualquier cosa que pueda ayudar a mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes vale la pena, y más si se trata de un compañero peludo que cuidará de nosotros.

Este vídeo sobre la Fundación Bocalán realizado por 20Minutos muestra como es el entrenamiento y como actúan cuando hay una hipoglucemia:

En la web de la Fundación Bocalán, proyecto pionero en España en el entrenamiento de perros de asistencia, se puede encontrar más información al respecto. Esta fundación, junto con otras como la Fundación Alercán, realizan una labor impresionante que es de gran ayuda para mejorar la calidad de vida de las personas con diabetes y su entorno, y desde aquí queremos reconocérselo.

Referencias:

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La información proporcionada en este artículo no reemplaza la relación entre el profesional sanitario y su paciente. En caso de duda, consulte siempre a su profesional sanitario de referencia.